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ruientos constit11yen la felicidad de sus padres,
también es verdad comprobada que cuando
aquéllos se elevan
á
una altura superior, atra–
yendo hacia sí
la.~
miradas de admiración y de
respeto del mundo - á deópecho talvez de la
emulación pobre y mezqnina,-formau la. au–
reola. gloriosa de la tie:rra. que, viéndolos nacer,
cobijó su cuna con carifio ma.tel'Da.l. A11i es pa–
ra nuestro. país antorcha de luz refulgente la
que vamos
á
sacar de entre los sarcófagos sa·
·'
si:ados de los muertos para. que :ilumbre con
llama. vívida. de estimulo
y
de propia satisfac–
ción· al pl.leblo de
Map.co,gr~qde
por sus tradi.
ciones regias
y
quien sabe si más grande aun
por su venidero.
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Si el Cuzco tuviese en blanco las páginas de
sus nuales, si no se
hubies.eninscrito
yá
en
ellas tantos nombres ilustres, bastaría el de
don Juan de EApinosa
Medra.no,
á
quien Men•
diburu apellida el sublime
y
el pueblo cuzquefio
conocía con el nombre de el
doctor
Lunarejo,
pal'a. oponerlo en noble
pa~·angón
ante los hom·
bres eminentes,
a.sien literatura y ciencias co–
mo en artes
y
virtudes de otras partes, desde
el comienzo del siglo
xvn '
nuestros días,