Discurso III~·
visto tan · aroderadas . de las comunes gentes,
que
reputándose como. .imposible
abolirlas '
se
mudaron·
en
métodos ·inocentes .,
y
sagrados;
de que alguna vez, segun se ofrezca mas opor.:.
tunamente, tratarémos.
·:
§~
V l.
5
; .
Despu~s ·que las Naciones · mas famo-,
·· sas ,
y
mas instruidas del -
mun'do
en el cono–
címiehto de ciencias naturales
·se
han
dexado
sorprehender de'
la
quimera de los
dos
prin~
cipios ,
no
es
mucho
que el mismo - error
se
haya -hecho ," pérsua'.sible
á
gentes de rilenos ~ul–
tu ra. Es
rr1uy·
com1:1n leer'
en las historias · an~
tiguas ,
y
n1odernas variedad
d~ Naciones
¡~:
f-atuadas ·
de esta doctrina. Eri esta Religion,
nos dieen. , .' v•iven los
habitadores del ·
Reyn~
de
Benin ·.,
y~
~tr~s regiones del
Africa.
Lo~.
Tártaros Czeremisos ,
los habitadores de
la
Is–
la
llamada
Formosa , los
Curdos ;
y
otros
Pue~
blos
del
Asia.
Hemos ya
dicho era · esta sec~
ta
general ,
ó
que lo fué en algun tienipo
eij
el lndostan ,
y
singularmente parecen _
profesar,:~/
la
los
de
Calicut ,
mas ~cá dei: Ganges :
los_
del Peg·ú mas allá
de este'. rio .;
y-
A·mboinos
en_)
la
Isla
de este
no·mb_re_:
la
Nación
Japuya
e'n·
.:
el;