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convenceria nuevamente,
y
aun
Cdll
mas concluyentes pruebas la incre–
dulidad del mundo.
V
é
aquí, pues, el testimonio del
Espiritu Santo ,en los Apostoles,
quienes confirmando la Resurrec–
cion de Jesu-Christo, hablan asi:,
Aél.
v.
3
i.
Nosotros
som.o~
testigos
~e
estas co......
sas,y el
Espirttu
Santo que ha dado
Dios
á
los que le obedecen:
aqui·és–
tá
el ultimo,
y
mas patente testimo–
nio que les guardaba
J
esu-Christo:
y
p eviendo que el corazon de la ma·
yor pa te de los Judios
se
manten•
dria bastante
duro
para resistir tam–
bien
á
este testimonio,y
á
este con–
vencimiento; les advierte no incur·
·ran
én
ese pecado, porqúe les
atra–
herá un castigo inevitable , y será
irremisible para ellos , respeél:o que
Dios havia determinado negar ab–
solutamente el perdon á 1os que lo
-cometiesen. Tal vez fue esto lo que
dió
motivo
á
aquella sentencia del
Matth.
x
11 •
Salvador ':
Las blasfemias
contra el
31.
3
i.
Hijo se perdonarán :·_ pero e}
que
bias-
··~
',/