34l
palabra que o'igamos, es necesario
subir hasta su origen ;
y
contem–
plar al Padre en el Hijo,
y
al Hijo
en el P~re.
Hé
aqui
-el
aél:o de
Fé,
que Yo
voy
a
hacer. El Hjjo no procede
de
sí
mismo, pues de otro modo no se-
ría
Hijo: no habla po~sí mismo:di-
Joh. xir.
ce lo aue su
Padre le dice:
su Padre
4 9. 5
0.x1v.
se lo dice todo engendrandolo ;
y
se
10.
lo dice ,, no por otra palabra , sino
por la palabra propria que lo engen-
dra:todo lo refiere á su Padre, porque
él
mismo se refiere tambien
á
él: re-
fiere su gloria
á
quie'n debe todo
su
sér;
pero esta gloria les es comun
á
los dos:faltaría alguna cosaal Padre,
si su Hijo fuese menos perfeéto que
él.
Esto es lo que yo creo , porque
Jesu-Christo me lo
dice:
y
.esto e3
lo que yo veré
algun
dia ,
porque el
mismo
J
esus me lo ha prometido.
Hablad Vos , hablad,
¡
Jesu3
mio
!
hablad Vos, que sois la misma
palabra. Yo os veo en vuestras
pa–
labras,
porque ellas me
hacen ver,
y
Y
4
co-