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· Señor;nosotros no sotnoS'de ese·
linage de hombres, ni se nos pue- ·
de atribuír en ningun sentido el
como
de los murmuradores. Noso–
tros nos alistamos con San Pedro,
y
nos bolvemos al Cenaculo para
celebrar allí la cena con Vos ,
y
vuestros Discípulos.
-¡
Qué sencilléz ,
y
qué silencio! ·
Tomad, comed
:
estp es mi Cuerpo:
Bebed: esto es mi Sfl,ngre.
No dice:
Estarán en vosotros\ por la fé: sino ·
lo que Yo os presento.
Esto es:
Que ·
lo creais,
ó
que no\ lo creais,
esto
es; esto es,
porque
1
Yo lo digo,
y
.noporque vosotros
lo
creeis.
¡Qué admirable es todo esto!
Y sin embargo, Jesus lo dice, sin
explicarlo ;
y
los Apostoles le oyen,
sin preguntarle nada~Estos pregun–
tones perdurables (si me es
Hdto'
llamarlos alguna vez asi) callan:
Hacen lo que se
les
dice , no solo
sin contradiccion , y sin murmurar;·
pero aún sin necesidad de otra ins~
tru<,;cion, que la que havian recibi~
do,