~s,
y
suave~.
Hay
mansedumbres fingidas,
y
dulzuras desdeñosas llenas
de
una
oculta fiereza:
hay
ostenta-·
-cion ,
y
afe-<!tacion
de
mansedum–
bre ' que desobliga
'e
insulta
mas,
que la acrimonia,
y
aspereza de–
clarada.
·Pero consideren1os la manse-
du
n1bre de
Jesu·
Christo, de
quien
habla
el
E piritu
Santo
por
boca
de lsaías,
en
estos
terminas :
Htjo
rnio,
servidor
mio, en quien .he pueJto
mi
complacencia;
Yo
pondre
en
et
mi
iesptritu
,
y
et anunciar.a
la
justicia
J
.las Naciones:
no
sera
rencil/OJO:
no
gt·itard
:
no se olrit su
voz
en las
pla–
zas
pt,blicas:
no
quebrara
la
cana
cas
cada;
y
no
apagara
la
mecha,
que/
.aun
bum.ea.Esto
anunciaba
Isaías
profeticamente :
y
esro mismo le
parecio
a
San
Matheo ,
tan her·
moco ' tan notable '
y
tan
digno
de Jesn-Christo,
que
ha
tenido
cuil. do de revelarlo.
Es manso
con los
debiles. U
na
D
+
dé-