Previous Page  520 / 576 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 520 / 576 Next Page
Page Background

49~6

sensualidad'

y

el

an1or propio

ar–

rancados. ·

Pero

mientras

vivamos,

permanecera siempre aquel iufeHz

peso ' que nos

arrastra azia

el

mal. ,,

La

Ley

de

Dios

nos

deley-

Rom. vr

11 • ,,

ta

en el hombre interior : pera

~:·

2

1

9· ,,

tenemos en nuestros miembros

,, otra

ley. Yo no

hago el

bien

que

,, ·quiero , sino el

mal

que no

quie-

'

b d

\'

.,,.

;, ro:¡ o,

po re e

m1 .

z

quien

me

,, libertará

de

este cuerpo

de

,, muerte

?

"

para que

yo

ame a

Dios ·con todas mis fuerzas ,

y

Ja

ley

del espiritu no buelva

a

halla!

/

.

.

.en

n11

res1stenc1a.

Entretanto,

Dios

mio , la

cari–

dad

debe

crece·r siempre,

y

la

coni:'

cupiscencia

me~guar.

Las

fuerzas

para

amar

se aumentan

an1ando.

El

~xercicio

del amor

purifica

el co–

razon ,

énseñandole

á

amar

rrias,

y

mas. Dios se

halla

en

nosotros

quando amamos: esta

dentro

de

nuestros

corazones'

y

difunde'

e

inspira

el amor en elios.

El

amor

de poseer

á

Djos

mas ,

merece

para

'

}"

.

con