'f
b!
da-ria
gusto.
Contempla
bien
estas
palabras,
o
verdad~ro lsra~l
!
Pien–
~a
en agradará
Dios,
y
en
obedé–
cerle , ·endo,
y
viniendo,
en tu re–
poso ,
y
en
tµ trabajo ;
durmiendo,
y
despertando. Podrás mudar.
.lo~
~i.emás
empleos,
pero el cuidado
perpetuo 'de toda tu
vida
ha de ser
precisamente an1ar'
y
agradar
a
Dios. Y como ·no
se
le
puede
dár
gusto '
sino
obedeciendo
Sll
Ley,
y
haciendo su
voluntad ,
es
necesa~
.
/
.
.
rio estar 1ncensantemente ocupa-
po en
este
deseo.
Tened los Man._
lbíd.
VI 11 _.
damien~os
de Dios
siempre
presentes
2'!
dia
,
y
noche
:
tu
Jos
tendras
atados
11
tu mano como
un memorial eterno:
e/los
estardn
,y
se
moverán
continua–
mente
delante de
tus ojos: los
escri–
/Jirds
sobre el umbral de
tu puerta
,
y
a
la
entrada de tu
casa.
El Sábio di-
pr ovM
ce : ,, Hijo mio,
guarda
mis
Mari-
. VII.
d
.
1 }
d
1
..
2 •
l ~
,,
a1n1en~os
,
y
ocu ta os
entro
,, de
tí ,
como un tesoro. Hijo mio,
., , observalos ,
y
vivirás.
Guarda
#'
mi
Ley,
como
a
las
niñas de
tui
''OJOS: