41r
la
dificultad;
y
no
solamente
res–
pondio al caso que le
proponían~
por un
principio indubitable ,
y
ierto , en que no podian menos
de conv nir ; sino que
tambien
previno
la
obgecion
secreta ,
que
podían
hacerle:
y
era esta.
Si
mandais
que se obedezca sin
li-–
mites a un Príncipe enemigo de la
verdad ,
i
qué
llegara
a
ser la
Re–
Iigion?
Pero
esa
dificultad se
des~
vanece: porque dandole al
Cesar
lq
n.'.lP
}1i0Q
b
.
uesto
baxo
de su
do
inío -,
al
mismo tiempo reserva.
a
Dios
lo que Dios se
ha
reser..
vado ; esto es , la Religion ,
y
la'
conciencia.
Ellos se fueron
confU:sos,
y
admiraron su
r~spuesta
,
que acor–
daba
los
Pueblo~
,
y
los
Cesares,
in
que ni unos, ni otros
se
pudieca
ran quexar11
D:l
3
DIA