'-
El hombre
busca naturalmente
la
indepeodehcia.
El Hijo prodigo
quiere que le entreguen su legi–
tima,
y
le
dén
plena posesion
de
ella: se cansa
de
vivir baxo la
tutela
de su ·
buen
padre. Los Pontífices
discurrieron ' que matando
a
Jesu-
' Christo sacudirian un yugo impor–
tuno,
y
se
libertarían
de una cen–
sura incomoda.
Porque quién se
atrevería despues
a
turbar
la
domi–
nacion , que
exercian sobre
las
conciencias,
y
las rapiñas , que
con
este
pretexto
hacian
?
Pero la
.. prudencia de la carne se
vio
con..
fundida sobre la tierra : no sola·
mente
perdieron
los
frutos, sino
tambien
el
mismo suelo de la
he–
redad
que querian tener.
Quita–
ronles
el
poder , arrasaron
~l
Tem–
plo ,
y
la
Ciudad ,
y
han
llegado
a
ser el
oprobio
eterno dt; las Na-t
ciou_es.
DIA