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hu
co
mi vólm1tad, sino
la
voluntad
de
aquel que me embió.
Si yo doy testimonio de mí mismo,
mi testimonio ,
segun vuestro modo di!
juzgar,
no es verdad ro~
P er0 nada os
escusa , sabiendo que
otro es
el
que dá
testimo1:iio de mí
~
y
yo sé que es v er–
d adero el testimonio que dá de mí.
V
o–
sotros embiasteis
á
preguntar
á
Juan,
y
él
dió
testimonio de la verdad.
Y
o,
á
la
verdad, no recibo testimonio del
11ombre;
pero
digo esto, para que vo–
sotros seais -salvados,
creyendo
á
Jo me–
nos
á
Juan, que d eclaró que
yo
era el
Mesías.
Juan era una antorcha , que
ardía ,
y
lucía:
ardía con el celo de la
caridad,
y
lucía con el r esplandar de .su
doctrina.
Y vosotros quisi steis un poco
<le tiempo alegraros con su luz;
con gusto
:lo
OJ
1
st eis al principio,
y
luego le volvis–
.teis las espaldas
(
I ).
Pero
yo tengo un
testimonio mayor que el de JuaIT: por–
.que las obras que mi Padr.e m.e
<lió
p ara que fas
-.cumpla,
.estas mis obras
(1)
Natal.
que