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cia , creyeron en su nombre.
Mas
Je–
sus no se fiaba de ellos , porque los co..
nocia
á
todos ;
y
parque no tenia ne–
ce idad de que alguno le diese testimo–
nio de ningun hombre ; pues él cono–
cia todo lo que habia en el hombre.
Discurso de J esus con Nicodemus.
J
oan. 3;
I.
2
r.
· S an Juan. Había un Fariséo llamado
Nicodemus, hombre principal entre los
Judios. Este vino de noche
á
buscar
á
J
esus ,
y
le dixo : Maestro, nosotros sa–
bemos que eres un Doctor embiado de
Dios , pnrque nadie puede hacer los
prodigios que tú haces, si Dios no está
con él. Respondióle
J
esus : En verdad,
en verdad te digo, que ninguno puede
vér el Reyno de Dios, sino volviendo
á
nac
r.
Dixo1e Nicodemus :
¿
Cómo pue–
de nacer un hombre siendo viejo?
¿
Por
v entura puede volver
a
entrar en el
vientre de su madre,
y
nacer segunda
v ez? Re pondióle
J
esus: En v erd .d , en
verdad
te digo: nadie puede entrar n el
Rey-
/