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~ntes de vosotros. Vosotros , _
deéia
a·
sus Apostoles,
sois la sal de la tierra.
Y
si la sal se desvanece ,
¿
~on qué se
la
salará
?
Para nada v ale
entonces ,
sino
para
ser
arrojada ,
y
pisada de los hom–
bre,.
Vosotros sois la luz del mundo.
Una
Ciudad colocada sobre
un
monte
no
se
puede esconder : ni se
enciende
la
candela para ponerse debajo
de
algun
celemin, sino sobre
un
candelero
p.u-a
que alumbre
á
todos los que estan
en
casa.
De
tal
suerte luzca vuestra luz
de–
lante de los hombres, que vean vues...
tras buenas obras,
y
glorifiquen
á
vues–
tro Padre que
está en
los Cielos.
No penseis que vine
á
desatar
fa
Ley,
ó
los Profetas :
no
vine
á
desatar~
fa,
sino
á
cumplirla. Porque en verdad~–
en
verdad os digo, que antes pereceran
el cielo,
y
la tierra , que perezca
una
jota,
ó
un
apice
de la
Ley,
sin que
se
cumplan todas las cosas. Así pues,
el
· que
viol are uno
de
estos
mandamien–
. tos mas
pequeños -,
y
I
enseñare
lo mis...
mo
a
los hombres, será llamado
el
mas
pequeño en el
Rey.node los Cielos,
que
f$