ro
marchar por la escabrosa senda que abrieron los de la
Isla. En estos momentos en que el corazon suele in–
voluntariamente oprimirse, es cuando se conocen los
valientes. .
¿Dónde estáhais entónces los que ahora amb.icionais
desenfrenadamente los empleos? ¿qué aborredsteis has–
ta el quince de Marzo, esto es, cuando se dijo en todas
partes:
la Patria está salva?
El gran salon de Palacio estaba lleno de
O~ c iales ,
y
Venegas recibía sus cur,nplimientos sin la menor descon–
fianza, supuesto que contra toda su costumbre se haJla–
ha en aquel instante sin su espada . El Cabo segundo
de la Provincia D. Nicolás Llano Ponte no .estaba pre–
s-ente : esta falta que podía ser, como
fué
en reali–
dad, efeoto de alguna c.tsnalidad,
·DO·
dehia minn;se
con indiferencia en unos momentos en · que vacilante
la tropa sobre el partido que debería
~eguir,
b
pre–
sencia de un Genet'al podia desbarat,11' Lis disposicio–
nes que se hubiesen tom::ido. Felizmente este hombre
luego que supo en la calle lo que pasaba en Palacio
no pensó mas que en sal val'Se.
·
Era la
sefi.aldel rompimiento, que J;Iledio cuarto de-
hora despues que
la
oficialidad estuviese en el salon , los
paisanos que esLaba.u prevenidos en' la plaza levantarían
d
grito. El tiempo pasa,ba inutilm.enté: observando .es–
to el Teniente Coronel graduado D. José Arauda .salió
de la Corte, se presentó en uno de los balcones bajos
· de palacio que dan
á
la
plaza ,
y
con su_paiíuelo hizo .
señal
a
la gente que estaba prevenida. Fué menester
repetirla por tres veoes,
á
la última les dijo que todo
·estaba corriente,
y
que gritasen con él
viwa la Nacion
..
y
la Constituoiun:
todos repitieron estas
mi
mas pala–
bras,
y
se ap.roxim.aron
á
la guardia para a·poderarse de
ella. Esta procuró hacer resis tencia,
y
el centinela
y
<los
. sold,ados mas dispararon sus fo.siles, perQ n@ causaron ' ·