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municion es ni pertrechos, que se proponían tomar a l enemigo
mismo.
Contrataron dos botes para vadear el Río Urug uay, distribu–
yeron en dos pequeños cargueros los cartuchos que habian
podido hacer con un balero r egalado en Buenos Aires, r eunieron
cinco viejos fusiles de fulminante, fabricaron algunas lanzas con
tij eras de esquilar, consiguieron además algunas pistolas, faco–
nes
y
boleadoras, que con un clarín y un anteojo de larga vista,
constituían todo el escaso bagaje y pertrechos del r educido pero
intrépido g rupo, que ll eno de denuedo, se lanzaba
á
la revolu–
cion.
Pasóse en seguida la voz con la mayor cautela, pues esos
trabajos eran hostilizados por el gobierno de Urquiza,
á
fin de
r eunirs e el 4 de Marzo en la estancia del Coronel brasilero don
Manuel Vica, en el Departamento de Concordia, próxima
á
la
barra del Mocoretá y el Urug uay , empr endiendo la marcha
Aparicio ocultamente desde Gualeguaychú hasta el punto acor –
dado para r eunirse á sus compañeros.
Muchos dirán, que hoy, con el remington
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no se podrían r ea–
lizar estas hazañas. Nosotros no pensamos así, creemos que
aunque hubiera existido entonces esta arma, lo mismo hubieran
invadido el General Aparicio y sus bravos compañeros; no es el
arma, que puede igualarse, lo que dá ó quita el valor al ciuda–
dano; es el patriotismo únicament e el que inspira tamañas heroi–
cidades, y patriotismo más que armas era lo que tenian los
re~o
lucionarios del 70.
Una vez reunidos los futuros invasores en la estancia del
Coronel Vica, prestaron solemn emente el jurament e de
no vol–
ver
á
emigrar, sino triwnfar
ó
perecer en el
territorio de la
patria,
firmando despues el acta que trascribimos á continuacion
como un documento histórico.
«
ACTA COMPROMISO
• En este parage, denominado «Arroyo de las I sletas» provincia de Entre–
Rios,
á
los cuatro dias del mes de Marzo de
1870, los gdes y oficiales que
suscribimos de mútuo acuerdo reconocemos como Comandante en gefe del l'jér–
cito en reaccion, al Sr. Coronel D . Timoteo Aparicio, secundado por el Coro–
nel D. Inocencio Benitez, para cuyo efecto
juramos sostener
la bandera Na·
cional de nuestra patria
v
nos comprometemos
á
obedecerlos, respetarlos
y
ha–
cer cumplir sus mandatos en todo cuanto las circunstancias del caso requieran.
»
Nos los Coroneles Aparicio y Benitez aceptamos de
la manera mas so-