1
E h e oído,
Mario,
Y m e
lw
dado
una
l(ana
De IJaberme también,
co1no
El,
toda la poc&Úl.
¡El toque d e S u mano!
!Jiario, &on eco
tua
palabra•
De la piedra que no ha caído
Nunca
En el
fondod el
m.ar.
1
De la
m.ar•im
n/Pero, qué onda& d e•parrnmn ya
En tu conciencia
La
mar
nuít
anclra,
Adonde el mun<lo •e entra.
Porque
la
$llngre co n que siente
El crepú.sculo, es la nueiJtra.
Y
.roñam.o.~
hettchir el cielo
Con
la
frente, niHJvedado• .
l A y. rozaríam.o s acariciante&
La
teroura d e lo azulo• of
u
y
e3
lo mm probaiJle,
• í:
De una di-.;ina lágrima
-No de la ígnea
con•telació~
S e
lw
formado e&te cuenco