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de sus justas solemnes y torneos
en los cuales soberbios paladines
que adquirían la prez se coronaban,
como en siglos feudales los guerreros,
con rosas, siemprevivas
y
con dalias
y en lugar de calzarse las espuelas
se calzaban las nítidas sandalias.
Aun no ha bordado poemas
que alaben la hermosura de sus
pallas,
(8)
las qué llevaron las mejores gemas
y
admiren la belleza de sus
ñustas
(9)
de negros ojos de soñares vagos,
de negras cabelleras al desgaire
cual si quisiesen prodigar halagos;
las ñustas que inspiraron
en aquellas mansiones,
morada de cantores
y
de magos
cuyo recuerdo singular arroba,
el dulcísono verso á los
haravecs:
(
1O)
los magos de la trova.
No elevó su recuerdo una plegaria
en el templo del sol, colosal templo
por cuyas emblemáticas ojivas
lloraba el astro rey lágrimas de oro,
ardientes expresivas
para los luminosos capi teles
por columnas altivas sostenidos
v los festones de labrada pied ra
·;
lo~
fri:::os dorados