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MOISES ARROYO POSADAS
Jorge Prialé y los normalistas peruanos han he–
cho sentida s constataciones de un aporte tan seguro que
son los personajes d e l libro de Arguedas, tales como
su propia v ida y la d e los escolares ayacuchanos "hom·
bres desde n iños, que saben ser hermanos en el pen–
samiento . .. ''
Concha Meléndez, la escritora portorriqueña, en
el Cong reso de enseñanza de la Literatura Iberoame–
ricana, h a presentado un notable estudio sobre la "Li–
t<=ratura
Indianis.tadel Perú de hoy" . Al referirse al
i~digenismo
litera rio señala que "No se trata' de una
tendencia costumbrista, menos de una búsqueda de lo
p intorescc.". Y que en Arguedas, "la niñez está aún
demasiado cerca d el cuentista. Por eso la actualiza–
ción del pasado apenas necesita un leve toque de re·
cuerdos".
El último libro de Arguedas mereció también el
juicio de
C.
Martínez H. y más recientemente Jorge
Basadre, distinguido catedrático y publicista, ha cons–
tatado que:
"Sus textos comprenden
el
original y la traducción
castellana. No merecería sint) palabras de entusiasta
elogio el aporte de Arguedas si no corrien.', el riesgo
de ser interpretado en forma que implica un peligro
artístico. El hecho de descubrir valores poéticos en el
alma popular indígena es un acontecimiento notable,
pero no quiere d ecir que solo el pueblo indígena perua–
no albergue esa clase de tesoros" . Y luego nos pre–
senta el descubrimiento de que "en la poesía popular
española, hay verdaderas maravillas". Creemos, sin–
ceramente, que la lectura de "Canto Kechwa" , sin ex–
cluir el ensayo que le precede, donde s e explica los
objetivos del libro, y el
c~nodmiento
del Quechwa
le J¡ará
enco~trar,
precisamente en Arguedas, uno de