Table of Contents Table of Contents
Previous Page  71 / 96 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 71 / 96 Next Page
Page Background

-6~-

Chiri animayta r.aurarichicc

y·~huM.

Ccampi hunanchaccta tacyachicc yahuar.

Yupayahayquic un ·collanan Oiospa yahuarnin suncuycumant.a

Crus¡~i

hichascca cascraiquihuan tticcserr.uyuotin

1

unacu·

nata qquispichisccayquira,,cu.

¡Ah' ll apa ati pace mana puchucayñ.iocc Dios, ccsnmi mu•

nuccanqui Jes vs cllUriquicc yah 1arñínhuan ph iñacuyniquicc tta •

nucunam", iil uccaiC ut c

ran llswa

C;anaicuta. Mañacuyquicuyari

yuyarinah ,,dfq uíta imahuanmi ranti cea casccaycuta, cay ¡,acha–

pi huchaycucc pampil.Chaiiiinta tarispa hanaccpachata huiñay ccu.

chacuyman chayanaycupacc: quiquiu

J e ucri5to churiquirai cu,

pin ccanhuau huaquí causan huiñaypa h.Pillayninpacc. H, C.

J.

DIGNIDAD Y SANTIDAD DE LOS SACERDOTES

1.-0

sacerdoteH del Señor"

¿conoceis bien vuestra dignidad, &abeis

ouanto os ensalza,. vuestro mir.istcrio? Nada h•y en el mundo que lo

iguale: la dignid••d de los reyes

y

emperadores dista iofitlitamente de

la vuestra; pues la suya enseñorea tan solo los

á

hombres

y

la vu estra

los corazones; la . de los grandes de la tierra les da auteridad

CCln

los

cuerpos, mientras que la vuestra en

las almas; y si ellos distribuyen

los biene6 de la tierra vosotros admiuistrais los del cielo.

Ni aU11

ios ángeles mismos son

comparados

a

los sacerdotes del

Señor; pues no poseen .estos espiritus beatos el poder cle cambiar el

pan y el vino en el c.uerpo

y

sangre de Jesucristo, ni administrar este

divino cuerpo y esta divina sangre

á

quien juzgan conveniente,

ni

remitir con a··toridad "los pecados, ni abrir de este modo

las puertas

del cielo.

Despues de Dios

y

su divina Madre d$ cuya propia sangre

f ue formado

Jesucristo, no hay enie en el universo que posea tan

divino atrib uto.

II. - ·

M~s

debienB.o el merito ser proporcionado

á

la dignidad para

q ne deshonrada y

oscur~cida

no sea. asi como

vosotros superais

en

sublim1dad

á

todos los hombres y

á

los mismos ángeles, deb6is tambien

superarlos en merito; y como no hay ¡;oder en el m.mcio que pueda

eompararse al vuestro, tampoco dese haber santidad que ser igual

á

Ja

que debe decorar el sacerdocio.

Ill.=¡Cual es el astro del cielo por mas resplandeciente que sea

ouya lnz no deba eclipsarse ante el fulgor de vuestra virtud?

;CoaÍ

es el fuego de la tierra

por grande que sea su ardor, que no doba

ser como hielo al lado del

h~gar

de vuestra caridad? Debeis,

ó

minis–

tr~s

del Salv ador! rebosar de

los ardores

y

luces del E spiri tu Santo

onyo órga•w Rois,

y

hallaros pe .et;ados del resplandor

y

fu ego

rie

ese 11ol de glona que tene1s cada (tia en vuestras manos

y

q ue

reciba~