poblaciones entre sí y a éstas con las ciuda–
des de La Paz y Oruro. El único pueblo
que aún carece de este indispensable servicio
es Curahuara. Las comunicaciones postales
se realizan normalmente y están a cargo,
por lo general, de los mismos telegrafistas,
bajo el control de las autoridades admi–
nistrativas.
Transporte primitivo del altiplano: la legen–
daria llama.
La provincia cuenta también con una pis–
ta de aviación, en la región de Ayoayo, cons–
truída no tanto para beneficio directo co–
mo para casos de emergencia, puesto que las
líneas de aeronavegación cruzan precisa–
mente por su territorio, siguiendo el trazado
de la ferrovía y la carretera panamericana.
DISTANCIAS
He aquí las principales, calculadas en
leguas españolas que aún siguen en uso en
el Altiplano: de la capital Sicasica (Villa
Aroma) a la ciudad de La Paz, 25 leguas
( 125 Km.) ; igual distancia a la ciudad de
Oruro; de Umala a La Paz, 28 leguas por
la carretera que empalma en Patacamaya
con la panamericana; de Patacamaya a La
Paz, 22 leguas; de Ayoayo y Calamarca a
La Paz, 18 y 12 leguas, respectivamente; de
Viscachani, 20 leguas; de Curahuara, 34le–
guas. De donde resulta que la población
más cercana a La Paz es Calamarca, a sólo
una hora de automóvil.
Entre los pueblos principales de la pro–
vincia las distancias son las siguientes:
de Calamarca a Ayoayo, 6 leguas; de este
punto a Patacamaya, 4 leguas; de aquí a
Sicasica, s -leguas; a Umala, 6 leguas; de
Sicasica a Umala, 7 leguas; de Sicasica a
la estación ferroviaria de Chijmuni, 13 Km.
En este último lugar se está formando un
floreciente pueblo con familias de Sicasica,
Eucaliptus y Oruro. Como dijimos, todos
estos pueblos se hallan ventajosamente si–
tuados sobre la línea férrea o la carretera
panamericana, a excepción de Umala y Cu–
rahuara, que quedan a un costado.
Ayoayo~
Patacamaya y Chijmuni cuentan con exce–
lentes estaciones sobre la línea; Calamarca
se halla a sólo 8 km. de la misma;
Sicasica~
a 13 y Umala, a 30.
COSTUMBRES, VIVIENDAS, FOLKLORE
La población de la provincia comprende
dos grandes sectores demográficos: por un
lado, los blancos y mestizos, sin mayores
diferencias entre ellos que las que provienen
de la cultura y la situación
económica~
y
por otro, los indios, que forman las tres
cuartas partes de la población total. Natu–
ralmente, las costumbres, así como el ves–
tuario, la alimentación, la vivienda, la mú–
sica, los bailes, etc., son también diferentes.
Los blancos y mestizos, alfabetizados casi
todos ellos, hablan el castellano; los indios,
el aymará, aunque una mayoría de ellos, ha–
biendo prestado el servicio militar o traba–
jado en las minas, hablan y escriben en cas–
tellano de modo satisfactorio.
Sin embargo, los alimentos esenciales
para ambas Clases sociales son casi idénti·
cos, provenientes de los productos de la tie-
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