También, las
chacas,
o lugares de consejo,
que eran edificios fabricados con inmensas
piedras fonnando bóvedas con terrazas y ·
azoteas, simétricamente colocadas. Años
atrás se encontró en estas ruinas,
topos,
cu–
chillos de cobre
y
hachas, sogas de paja y
algunos cráneos con la frente deformada.
nial. Igualmente en el valle de Caracato,
en el de Luribay, Yaco, etc., existen nume–
rosas iglesias donde el turista, el estudioso
y el observador pueden apreciar verdade–
ras joyas arquitectónicas. En las capillas
de Parani, Chivisivi, Sallani, La Joya y
Mantillani y Macamaca, se conservan valio-
Vista de la hacienda "Sallani", en Caracato.
MANIFESTACIONES DEL ESPíRITU RELIGIOSO
Antes de que los conquistadores españo–
les pisaran estas tierras, los indios nativos
eran paganos, supersticiosos, y sus mani–
festaciones eran las de adorar al Sol, la
Luna, etc. Las misiones religiosas se en–
.cargaron de catequizados, por la razón o
por la lfuerza', y todciS los aymaras que
acompañaron a los españoles a explotar y
, trabajar en los valles de la provincia, acep–
taron la religión católica. En la actuali–
dad, la religión católica les sirve únicamente
de motivo para celebrar sus fiestas, que las
rodean de fastuosidad y abundancia.
Lo que significa un orgullo para la pro–
vincia Loayza y que se conserva, es el ri–
-quísimo legado de la Colonia en el orden
artístico. Comenzando por Sapahaqui, el
templo (hoy casi desaparecido por las ria–
das) y demás iglesia·s pequeñas en casi todas
las propiedades, son reliquias de arte colo-
sos cuadros de autores españoles famosos
durante la época colonial; el templo del
pueblo antiguo de Caracato poseía un altar
mayor de plata labrada, y en Macamaca to–
davía se conservan lienzos, altares y mu–
chos objetos religiosos que pertenecieron a
las misiones de los jesuítas. En Chivisivi
existe un Crucificado, que es una bella es–
cultura de los tiempos coloniales; es un
Cristo de la Pasión que fué entronizado en
la iglesia de dicha hacienda por el general
José Ballivián. En Luribay, en las pro–
piedades de Anquioma, Achocara, Catavi,
Bambaru, y especialmente en Cuti, se con–
servan varios cuadros y pinturas muy va–
liosos. Las iglesias de Cuti y Collpani, son
dignas de ser visitadas para apreciar su
valor artístico. El santuario de Murmunta–
ni, sobre las alturas de Luribay, donde se
venera una imagen que es disputada por los
vecindarios de Yaco y Murmuntani, atrae
anualmente crecidas peregrinaciones de to-
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