la ayuda del general Braun rindió a los fac–
ciosos en la población de Tiahuanacu, lo
que le valió su ascenso a general, por el
Mariscal Sucre. Después que el presidente
Sucre dejó el poder, el 4 de mayo de 1829,
el Consejo de Ministros le delegó el mando
supremo. En la batalla de lngavi, fué
ayudante del general Ballivián.
· Un tractor trabajando en la hacienda "Peña
Colorada".
El
Dr. Belisario Salinas D.,
si bien naci–
do en La Paz, pasó muchos años en su ha–
cienda Cutí de Luribay, donde su secretario
el Dr. Fernando E. Guachalla, contrajo ma–
trimonio con su sobrina, la señorita Solares.
Don
Felipe Guzmán,
nacido en Luribay,
periodista, diputado nacional en varios pe–
ríodos; Ministro de Estado, y presidente
provisorio de la República.
Entre los héroes de la guerra del Chaco,
tenemos al teniente
Edmundo Andrade,
na-
Casa C:e hacienda de una propiedad de Caracato.
ciclo en Luribay. Igualmente el famoso
ca–
pitán Castrillo,
nacido en Luribay.
Uno de los industriales que ha sido cono–
cido como el
pioneer
de la industria minera
de Araca,
h~
sido Luis Pando, que logró
hacer conocer la enorme riqueza minera de
la región de Araca, que luego fué explo–
tada por poderosas empresas mineras como
la Boettiger Trepp y la Patiño Mines.
PARTE SOCIOLóGICA
RUINAS Y RESTOS ANTIGUOS
Los antiguos pobladores del altiplano,.
antes del lncario; llegaron al sur de la
provincia Loayza, avasallados por los ln–
·cas, como ya se dijo.
Para el indio de aquel período existió el
Chamak-Tempu-purum-pacha, o sea, de la
obscuridad. De allí datan las ruinas cono–
cidas como chullpas y también los gentila–
res, que son de piedra con paredes angos–
tas. El español Cieza de León, que recorrió
el altiplano y sus valles adyacentes, mani–
fiesta que encontró al indio haciendo una
vida errante y viviendo en los chullpas, con
costlJ.mbres muy parecidas a las de los cuz–
queños.
Vestigios de algunas ruinas notables que
aun se conservan, se pueden comprobar en
las alturas de Sallani (Caracato), en el sitio
nombrado
Inca-marca,
hasta donde parece
que llegaron algunos de los Incas. En la
hacienda Kara, situada en Luribay, y en las
alturas del valle de Chincha (Luribay),
existen ruinas de las fortalezas incaicas, a sí
como en toda la serranía frente a la cordi–
llera de Araca. En las alturas de Salla tam–
bién hay varias
chullpas.
En Conchamarca
(Yac~) ,
colindando con Bambarillo, Aro–
ma, Murmuntani,
J
ankohuta, Ovejuyo, etc.,
existen las famosas
pucaras,
que son cons–
trucciones en formas de colinas cónicas con
grandes piedras que rodean la base y gale–
rías que servían de refugios. En este sitio
hay todavía una escalinata de unos 15 me–
tros de ancho; muchos dólmenes de piedra
algo destruídos por la acción del tiempo.
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