para 40 personas y baños de estilo romano
acoplados a los dormitorios.
La riqueza minera de la provincia Loay–
za, es indudablemente de vastas proporcio–
nes, poniéndola en este orden, entre las pri–
meras del departamento de La Paz. El gru–
po minero, casi en su integridad, está en el
cantón Araca, al pie de la col;"dillera de
Tres Cruces, en los orígenes de un río na-
Un rincón acogedor de una propiedad en
Sapahaqui.
ciclo en la misma cordillera, el cual se une
con otros que bajan de la misma cordillera
para formar el río La Paz. El clima -de la
región nevada es frío y nebuloso.
La riqueza mineral ha sido casi fabulo–
sa. El oro se trabajó desde ·la Colonia, en
que tuvo renombre la mina "San Francis–
co", cuyo propietario, el célebre minero
español don Diego de Baena, hizo rendir
dos :rpillones de pesos fuertes, que los donó
para la construcción de la iglesia de San
Francisco, de La Paz, y de la Matriz, de
Oruro. Desgraciadamente, habiéndose agua–
do esta mina, Baena dejó de explotarla.
Es tan rica, mineralógicarnente, esta re–
gión que vale la pena citar lo dicho por
León Fabre: "Se han sacado de las minas
de oro de Araca muchos millones de pesos,
y todavía se sacaría más si hubiera capita–
les para explotarlas".
Las vetas .que se han encontrado en cuar–
zo son anchas, con una ley entre 5 y 12
gramos por tonelada española, tratados por
amalgamación. La historia de estas minas
añade que don Benigno de la Peña explotó
6 kilos mensuales de oro; en el año
1880;
un minero de apellido Cornejo obtuvo Bs.
Un bello rincón de los alrededores de la población
de Sapahaqui.
10.000,-
por venta de oro. Posteriormen–
te la casa V. Farfán entró en conversacio–
nes con un sindicato francés para la venta
de sus minas de oro por cien mil libras es–
terlinas (
1895).
Durante los últimos años, se han intensi–
ficado los trabajos de explotación de mine–
rales bien cotizados, como el wolfram, el
estaño, antimonio, plomo, etc. Son varias
las empresas, grandes y de mediana capa–
cidad, que han establecido sus trabajos en
toda la región de Araca, instalando impor–
tantes ingenios en las zonas de Monte Blan–
co, Laramcota, Chojñacota, Rodeo, Moco–
ya, Rosario y, especialmente, en Viloco.
Las minas de Viloco, si bien fueron traba–
jadas por los españoles en lo que se refiere
a ciertos metales como el oro y la plata,
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