Colorada, \>liraflores, La Unión
y
Acha–
cara. Luego: Anquioma, Chincha, Sausau,
Azambo, El Rancho, Ajata
y
otras. Los Yi–
ñedos más extensos e impOiiantes son los
de Cachualla, El Rancho, Collpani. Cuti,
Catavi, Peña Colorada, Achacara y An–
quioma.
El valle de Araca, que tiene el privilegio
de recibir las aguas de la cordillera del
mismo nomLre, cuenta con numerosas pro–
piedades, especialmente las que están pro–
piamente en el mismo valle, donde se han
hecho importantes progresos de fruticultu–
ra, cereales, etc.
Pobla,ción de Araca.
Los ríos Humapal–
ca, del cantón Saya y Millavi de los neva–
dos de Viloco, forman el vallecito de Milla–
vi, que pertenece a Saya. La Hda., Millavi
tiene 68 habitantes; Apita, 80; Lomagran–
de, 20; Ruara, 60, y Concepción, 40; el
cantón Saya tiene no más de 120 habitan–
tes. La Lloja tiene 150 habitantes; Tirco,
80; Huerta grande, 30; Tucurpaya, 30;
Colpani y Tanapaca, 200; Torrepampa,
lOO;
Tenería, 30; Chiluyo, 20; Charo, 20;
Toldojani, 30; Cotopampa, 40; y el Asien–
to, 40. Total 1.158 familias.
GANADERíA Y CRíA MENOR; INDUSTRIAS
DERIVADAS
La ganadería en los valles de Caracato y
Sapahaqui ha tenido un completo éxito, es–
pecialmente en calidad, pues por la falta
de tierras no se puede contar con un nú–
mero elevado de animales. Los ejemplares
que se han adaptado a la región son: en
vacunos, los del tipo Holstein. En las ha–
ciendas Parani, Chivisivi , Millhuachu, Ca–
lachapi, La Joya y otras, existen ejempla–
res finos que han imprimido sus caracterís–
ticas a l ganado de la región. En ovinos, las
haciendas Parani, Chivisivi, Sallani, La
Joya, Calachapi, Bellavista, Caloyo, Apin–
golla, El Cebollar y otras, cuentan con
planteles algunos de muy fina sangre, dis–
tinguiéndose las razas Merino-Australiano
y
Hampshire-Down. La hacienda El Ce-
bollar, se ha especializado en ganadería
de vacunos. pues los ejemplares con que
cuenta son muy apreciados.
En el valle de Luribay existen planteles
de vacunos también Holstein, muy bien acli–
matados, especialmente en las haciendas
Catavi y Achacara. Se experimenta, con sa–
tisfactorios resultados, la adaptación del
tipo Jersey en la hacienda Peña Colorada.
De esta manera, y en tiempo más o menos
breve, estos valles alcanzarán un importan–
te rendimiento en queso y mantequilla.
Merecen especial mención la región de
Y
aco y las alturas de Araca, donde se cul–
tiva en forma amplia, papas, ocas, ceLada,
quinua y otros cereales. Las haciendas con
trabajos modernos y buenos rendimientos
son Cairoma, Tirco, Millavi, Tanapaca;
y
las comunidades Challoma y Llipillipi.
Suelos.
Los suelos de la provincia Loay–
za se agrupan en diferentes tipos, de acuer–
do con las altitudes. Los de los valles se
clasifican en la siguiente forma: Quebrada
de Luribay; los más fértiles de toda Ja
región templada, predominando los limofé–
rrico-arcillosos, así como los arcillo-limo–
sos de color rojizo o gris claro. En el valle
mismo, todos los terrenos planos que están
en ambas orillas del río son de acarreo,
asentados sobre un suelo éascajoso; y tam–
bién son el resultado de las "mazamorras"
que se han ido formando paulatinamente
por la continua acumulación de limo y ar–
cilla que depositan en proporciones apre–
ciables las pequeñas quebradas y ríos que
bajan de las alturas, en cada estación llu–
viosa. En las partes altas, los terrenos son
algo pobres, por las mismas condiciones
de su topografía difícil que favorecen su
propia erosión.
En las quebradas de Caraca to y Sapaha–
qui, los suelos son del tipo migajón-arci–
lioso. algo saturados de sales de sodio
(
sul–
fatos) y pobres en materia orgánica, y se
han formado por acumulaciones de tierras
arrastradas por las aguas en forma de
" mazamorras".
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