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Ananías
y
LOS HECHOS 5
Y los pueblos han pensado
cosas vanas?
Sajira
CAPÍTULO 5
26 Asistieron los reyes de la
MAS un varón llamado Ananias,
tierra,
con Safira su mujer, vendió
Y los príncipes se juntaron en
una posesión,
.
uno
2 Y defraudó del precio, sabién-
Contra el Señor, y contra su •
º":
4 ·
dolo también su mujer; ªy trayendo
Cristo.
35
'
37
·
una parte, púsola á los pies de los
27 Porque verdaderamente se
apóstoles.
juntaron en esta ciudad bcontra tu
bL':.'i~g5_
3
Y dijo Pedro: Ananía91 ¿por
santo Hijo Jesús, •al cual ungiste,
e
s.1.
2. 2
qué ha llenado dSatanás tu corazón
•Herodes y
1
Poncio Pilato, con •los
~;: io.
1
~8.
á que mintieses al Espíritu Santo,
Gentiles y
hlos
pueblos de Israel, /[•·
~
2
9
3 y defraudases del precio de la
28
Para hacer lo que tu mano iy •
L~:
23'. ·
heredad?
tu consejo habían antes determí-
/,;j\'.·
27 .
4 Reteniéndola, ¿no se te qu_edaba
nado que había de ser hecho.
2. etc.
á ti? y vendida, ¿no estaba en tu
29 Y ahora, Señor, mira sus ame-
Z'X-\\.
2
l6~~:
potestad? ¿Por qué pusiste esto
nazas, y da á tus siervos que con
iLc.f
2
2
f
2 ·
en tu corazón? No has mentido á
toda confianza hablen tu pala-
~":i.
'1s.
los hombres, sino á Dios.
bra;
5 Entonces Ananías, oyendo estas
30
Que extiendas tu mano á que ;
"º'·
11.
palabras, cayó y expiró.
1y
vino
sanidades, y milagros, y prodigiós º"·
2
·
43
·
un gran temor sobre todos los que
sean hechos kpor el nombre de tu
k
cv.
3.
s. lo oyeron.
santo Hijo Jesús.
6 Y levantándose los mancebos,
31
Y como hubieron orailo, 'el
,~J"n:.li:;g:
mle tomaron, y sacándolo, sepultá-
lugar en que estaban congregados
ronlo.
tembló; y "todos fueron llenos del
n•v·
2 · 4 •
7 Y pasado espacio como de tres
Espíritu·santo, y hablarop la pala-
horas, sucedió que entró su mujer,
bra de Dios con eonfianza.
no sabiendo lo que había acon–
32
Y la multitud de los que habían
creído era de un corazón y un
alma; y ningJino decía__ser suyo
algo de lo que poseía; ºmas todas
ocp. 2.44.
las cosas les eran comunes.
33
Y los apóstoles "daban testi-
P•v.
i.
22.
monio de •la resurrección del Señor •
•P· 2. 24.
Jesús con gran esfuerzo; y gran
gracia era en todos ellos.
34
Que ningún necesitado había
entre ellos; ' porque todos los que
r
cp.
2. 45.
poseían heredades ó casas, ven–
diéndolas, traían el precio de lo
sep.
6.
l.
vendido,
1
º"·
2. 43
tecido.
8
Entonces Pedro le dijo: Diµle:
¿vendisteis en tanto la heredad?
Y ella dijo: Sí, en tanto.
9 Y Pedro le dijo: ¿Por qué os
concertasteis para tentar al Espí–
ritu del Señor? He aquí á la puerta
los pies de los que han sepultado
á tu marido, y te sacarán.
10 Y luego cayó á los pies de él,
y expiró;
y
entrados los mance–
bos, la hallaron muerta; y la sa–
caron, y la sepultaron junto á su
marido.
11 Y vino un gran temor en toda
la iglesia, y en todos los que oyeron
estas cosas.
35
Y lo ponían á los pies de los
~ f:1.ª~
apóstole;;; •y era
r~partido
á cada
u>;,;_
9
9,1{7
uno segun que babia menester.
Y 11.
22,
36
Entonces José, que fué lla-
;
5
d?
25
12 Y 'por las manos de los após-
mado de los apóstoles por sobre-
Y
3
•v•.
toles eran hechos muchos milagros
nombre, "Bemabé, (que es ínter-
~e~\.
s. y prodigios en el pueblo; y estaban
pretado, Hijo de consolación)
~\t
1 •
todos vunánimes en el "pórtico de
Levita, natural de Cipro,
d.1.
4.
10.
Salomón.
37
Como tuviese una heredad,
la
;1~· 1
0
1
~3
13
Y de los otros, ninguno osaba
vendió, y trajo el precio, y púsolo á
cv."3.
ii. · juntarse con ellos; vmas el pueblo
los pies de los apóstoles.
u
:"4.
2
21:
1
los alababa grandemente.
143