98 ORGANIZACION DE LA SOCIEDAD EN EL PERU PRECOLOMBINO
dos y para que mandase poner en ejecución algunos man-
1damientos suyos en el pueblo; habrá de ser el sucesor del
señorío
y
ser su rey e señor
y
comenzasen a tractar con él
y
a cobradle amor; lo otro, para que él se ejercitase
y
enten–
diese la práctica de los negocios y la gente, y cobrase bueA
na opinión entre ellos, haciendo algunos buenos actos de go–
bernación y así se enseñase a mandar y gobernar, teniendo
aún el señor vivo que le ,corregiría y enmendaría lo que erra–
se. Esta era infalible regla y costumbre allí y aún en todas
las Indias, según lo que tenemos entendido: nunca encargar
la gobernación a muchachos ,aunque .fuesen sus propios hi–
jos. Tampoco consentían gobernación a quien no supiera
bien gobernar y tuviese autoridad con el pueblo . Finalmen–
te, la Sucesión de los Señoríos en aquellos tiempos era por
elección del señor ,de aquella persona que mayor probabili–
dad y ,concepto se
tenía que habrá de gobernar bien y
a
provecho de la república, y no por herencia, puesto que, si
se hallaba hijo o pariente cercano del Señor, si era tal, aquel
era preferido a los demás" . C. de Castro.-Relación, etc.,
'Üb. cit., p.
144:
"La. manera que tenían en
el
suceder es
esta: no solamente con todos los curacas más antiguos des-
1tos llanos, empero con los más antiguos serranos que les ha
preguntado y inquerido el modo que tuvieron antes que hu–
biese ingas y después que los hubo en el heredar y suceder
de los estados y haciendas; y esperiencia nos lo enseña que
.no había ley ni se hallará en ymigas ni serranos mas quel cu–
raca que era de guarci
nga tenía cuenta con el que era µias
hombre en su gente y a eP.te respetaba
·'Y
-.daba a entender a
su gente que desos ,de sus días le había de sucede
1
r en el es–
tad~ ~e
señorío de guarcinga
y
lo mismo había el señor de
un valle que viviendo nombraba a una persona que a él pa–
recía lo sería mejor y era más hombre para mandar que se
llamaba echamanchay, que quiere decir hombre que no
tras~
pasa ley de inga,
y
a este le preuntaba ante inga y le decía
quien era y le suplicaba que después de sus días le sucedie–
se, porque era para ello, no guardando ley en que fuese hi–
jo, ni tío, ni hermano ni sobrino, y esto es así, porque el hi.:.
jo mayor de T opaynpangui ni de Guaynacapa heredaron el
reyno, sino aquellos quf" los padres -viviendo nombraron, y