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DICCIONARIO FOLKLORICO DEL -PERU
quieren
caráct~r
de perennidad.- Las generaciones venideras
no podrán
cachondearse
de él, ni decir que tenía andares
ali–
meñáus
ni vocesita de huaco silbador ...
El ·pobre Presidente_ vive pensando en las
poses
con que
pasará a la posteridad. Como loSt fotógrafos sop. tan traicio–
neros que se presentan de un momento a otro, el Presidente
tiene que vivir siempre sobre la rienda_ ¡.Listo como si en ese
preciso momento, se presentara el filmador!
¡Cuántas veces., en el instante de haJcer la degludón de
un magnífico bolo de papa á la huancaí'na, S. E. ha tenido
que frenar, é imponérsele al reflejo gloso-·faríngeo!...
_
El guapo no tiene que ver con nada de éso, y tiene todo
su
tiempo disponible para
chalanear
á las buenasmozas, pa–
ra
quebrantar potros, para topar gallos,
parq hacer una
pa–
mdita
de pinta
_o o
F...s
cierto que no vilve-como el
iPresident~n
palados
de márrppl, ni cru21a entr-e columnas fileteadas de oro, hi pi–
sa sobre
riquÍrsimo
parquet, ni _ es recibido a los acordes de
J.a
Marcha de
anderas; pero el guapo es felicísimo vi–
viendo en pleno campo, bajo la r;nal avillosa bóveda del cielo
.que en ninguna parte es más azul que en Lambayeque, cru–
zando. entre cocos y tamarindos que desafían á las · nubes,
1:·isando el turre y
la grama china que_exhalan
tan buen
clor! ..
o
Y
en cuanto a que el Presidente es recibido con la Mar-
~Cha
de Banderas, no hay que olvidar que cuando el guapo
acompaña al Santo de los Santos, es recibido bajo arcos de
papel cometa, con cohetes y repiques de campanas
o
Naaa
digo del incienso porque en ésto, sí que le lleva chico y par-
tido el Presidente.
·
¡
Pobre Presidente que no conoce las delicias de
chupar
zm güen par de 111.angos gedios al pie --de la 11'Lata,
ó
de '-co–
merse un par de
paltas pinto1'Las ,
ó de saborrar dos plátanos
oreáus_
en compañía de las mu1chachonas. en un día de es·ca–
capada por la toma de los Huabos! .
o.
·
E l gua-po compadece al Presidente que viviendo en la
-oscura atmósfera de l ¡ima, no conoce la · luz· norteña: esa
tibia y hermosa luz que madura el arroz y que confita de a-