1000089669

SERGIO QUIJADA JARA

EL NIRO "CALLAOCARPINO"

Como se sabe, las minas de azogue de Santa Bárbara, die–

ron a los españoles la utilidad de más de 82 millones de pesos,

en tiempo de la colonia; naturalmente, fuera de los contraban–

dos o explotaciódes clandestinas. En las cercanías de este famo–

so cerro, donde otrora brilló con su azogue en ese sereno rincón

serrano, por el fundo "Chajllatacana" existe un valle llamado

"Callaocarpa", en cuyo costado derecho se levanta una inmen–

sa roca que tiene la forma de una esbelta torre, que impresio–

na a primera vista.

Una vez, cuenta la leyenda, cuando los chiquillos indíge–

nas, fueron a pastar las ovejas del patrón, a orillas del río cu–

biertas de pastos naturales, se sorprendieron al encontrar a un

niñito de prístina hermosura y de re¡;plandores divinos, quien

acompañado de un negrito, les invitó a compartir en el juego.

Mientras tanto las ovejas esparcidas por las sinuosidades de

los pasta)es, cayeron dos atrapadas en las redes de zorros ham–

brientos. Y ya cuando el véspero extendió su manto gris, y los

rayos anunciaron un chaparrón, los indígenas pastorcitos re–

cogieron el ganado, y, como les faltó, lloraron angustiados,

puesto que. para ellos, significaba una irreparabl,e y tremenda

desgracia. Pero el Niño solícito, con la sencillez y bondad arran–

cadas del cielo, se acercó a consolarlos, y extrayendo arcilla de

un costado del camino, cercano a la torre, lugar que hoy se

·denomina: ''Niñupa pucllanan Hinca mito", es decir, "fino ba–

rro con que juega el Niño", dió la res'pectiva forma y agitan–

do con un chuco (sombrero) , reparó la pérdida y luego de–

sapareció por la torre.

Contentos los muchachos se encariñaron con el sitio

con el Niñito a quien, desde entonces, le profesaban tierno

¡¡fecto

noble respetQ,