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súbditos' del gran iinpe"rio de los Incas que iba a' la del
trucción
y
desorganización impuesta por los españole
El 1nca Atahtiallpa después de haber entregª'
el
rescate convenido reclamó su libertad; pero Pizar'
•Ho se la 9ió,_
pre~extando
que corrían rum,ores siniestr
acerca de sublevaciones
y
.concentración
d~
ejércitos,
P:
ra averiguaT hast-a donde eran fundados estos rumor!
fué en*'-iado .Soto; quien no encontró náda
sospecho
sino ·al contrario todq el
paí~
mpy tranqúilo. Sin emba
go ·pizarro habí<!- resuelto matar al Inea por traidor,
y
n
le valieron las protestas del mismo Soto
y
dé otros drn
español<:;s con mando; quienes sostuvieron que sólo
,
rey (te Espaí:'ía corresponclí9- jui;gar a otro rey
prision~
y
que_ todos los rumores de subl-evación ind)genas era
pu:ra fábula, sin
ftm~mento
alguno.
La noche del
29
de
Ag~s'to
.de 1533, ft1é condm
do itahuallpa, atado, a la gran plaz9- de la ciudad paJ
ser·•quemado vivo como usurpador del trono, fatricida
blasfemo; .pero en vista de que consintió en dejarse ba·
ti.z;ar. al
pié dela hoguera, con el nombre de Juan, se
hizo la
grac.iade ser ahorcado y enterrado en el cerne:
.terio de la Iglesia de Cajamal,'ca.
Al día siguiente se celebraron sus funerales
1
a e
ya ceremonia los españoles dierón la mayor solemniq§
E:sta escena sangrienta de la conquista del Per
fué preludio de la gran tragedia en la cual todos los a
tores principales · perecieron de una manern violenta,
.Y
con la muerte del último In·ca, el fa.moso ir
periG murió también; los españoles, des¡)'Óticbs, sangl
nar'ios y
cru~les
en
el
trato· para: los indios-, resolviera
antes de exterminarla
som~terlos
y considerarlos con
simples esclavos,
obligado~
a servirlos y a nmdir surr
sión al rey de Españá.
·
·
Gran variedad de :narraciones
verídic~s
exist.(