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nó así al instituir el sacra1nento
de la Penitencia.
Para que la confesión sea
buena, debe ser: entera, verdáde–
ra
y
e-Jara.
Es entera cuando se dicen
al confesoi·, por lo menos, todos
los pecados mortales que se re–
cuerdan desde la última confe–
~ión
bién hecha, su número,
y
circunstancias necesarias .
.
De las Inrlidgetic.ias
La indulugencia es el perdón
de Is pena temporal que, después
de perdonados los pecados, nos