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pecados capitales
y
las obligaeio–
nes particulares de nuestro esta–
do, notando las que hubiéremos
cometido en pensamiento, palabra
y
obra
y pqr
omisión.
De la enrnienda
Al dolor deben acompañar
necesariamente la esperanza del
perdón
y
el propósito de la en·
mienda.
Propósito de lá enmienda es
la voluntad firme
y
eficaz de no
volver a pecar, a lo menos mor–
taln1ente.
El propósito es eficaz cuando
el penitente tiene la voluntad de