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aquellos a quienes los perdona–
réis;
y
quedan retenidos a los que
se los retuviereis
Antes de comenzar el exa–
n1en conviene invocar al Espíritu
Santo pidiéndole la gracia de co–
nocer bien todas nuestras faltas,
aborrecer de corazón, confesarlas
con sinceridad
y
enmendar de
veras nuestra vida.
El examen podemos hacerlo,
recordando el tiempo que ha pa–
sado desde la última confesión
binn hecha,
y
viendo si hen1os
cumplido Ja p'enitencia que el
confesor nos impuso; recorriendo
en seguida los
mandamiento~
de
la
ley
de Dios
y
de la Iglesia, los