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Todos los que se
condenan~
se
condenan
por su propia
culpa;
por.que todos los hon1bres po–
drían salvarse
y
s1 quisieran
aprovechar de las gracias que
dios les concede en abundancia.
El cielo es el lugar de eterna
y
perfecta felicidad.
\Al cielo van las
a ln1as
de
los
que,
habiendo
muerto
en
gra–
cia de Dios se hallan
limpia~
de
todo
pecado
y
·pena teinporal.
La felicidad de los justos en .
el
cielo consiste, · en
ver~
a Dios
cara a cara
y
en estar a él unidos
con íntimo amor, gozando de sn
misn1a
felicidad en compañía de
los ángeles; no padecerán ni en
el
cuerpo ni
por
el
alma,
y
an1b
os