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PROLO·GO
En la Introducción al t omo primero de esta obra decíamos
q ue . el tercero lo dedicaríamos a los manuscritos p.eruanos exis–
tentes e.n las Bibliotecas
y
Archivos de América
y
con él daría–
mos fin a la primera parte de esta
Bibliote~a
Peruana, dirigida
a poner en manos de los investigadores de nuestra Historia las
fuentes que han de servirles en su estudio . . La abundancia del
mate rial nos ha obligado a .modificar levemente nuestro plan. El
presente. volúmen está dedicado por entero a la valiosa Colec–
ción de manuscritos que posee nuestra Biblioteca Nacional. Da–
da su import anci a y a fin de no abultar demasiado el citado t o–
mo tercero, hemos resuelt o reservar para un cuarto volúmen el
estudio de los fondos de las restantes Bibliotecas de América .
Con el cambio creemos hacer un positivo
ben~ficio
a los in–
teresados en estos estudios y a la misma Biblioteca Naci onal
que podrá ofrecer a sus · numerosos visitantes un Catálogo de sus
fo ndos manus.critos, en la ·parte que t oca al Perú. Como más
adelante indicamos ellos sufrieron no po<:o con el saqueo y ocu–
pación del local de la Biblioteca por las fuérzas chilenas, en 1881,
y este daño aún no ha sido reparado t otalmente con afrenta de
la cultura. Es, sin embargo, esta colección muy estimable y, co–
mo prueba d.e ello, hemos reproducido en este t omo algunas pie–
zas raras y curiosas, siguiendo el método adoptado en los prece–
den tes. Aquí, para sólo enumerar las pr incipa les, se hallarán al–
gunos documeritos de primera mano para la His t oria de nu es–
tros centros de enseñanza, tales como las
Constituciones del Co–
legio Seminario de S. Antonio Abad del Cuzco,
dad as por su fun–
dador, D. Antonio de Raya, pero cuya redacción, en su part e
sus tancial , debió ser ob ra de un jesuit a, pues a est a Orden le
confió el Obispo su dirección .. _A
ella~
se siguen las que dictó pa·
ra la Universidad de Guamanga su fund ador, el Illmo . Sr. D.
Cristóbal de Cas tilla
y
Zamor a, en 1680, que nos revelan el régi
men interno de estas Universidades Menores.
No ofrece menos interés para el cabal conocimiento de lo
que pudiéramos llamar asistencia social , en la Colonia, las
Constituciones de la Gasa de Huérfan·os de Nra. Sra. de Atocha,
dictadas el año 1603 y,
pa~a
la época, acabado modelo de previ-
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