defensa, en caso de un ataque del enenligo.
y
una defensa casi inexpugnable. Parece que
estos muros, así dispuestos en zig-zag, fueron
la imitación de la forn1a del rayo.
Están constituídos por grandes, inmensos
bloques de piedras, extraídos de las canteras
próxiinas que están a unos dos kilómetros al
noreste de estas ruinas. Hay bloques de cua–
tro, cinco y seis metros de alto por otro s tan–
tos de ancho. Proporcionalmente disnlinuye su
dimensión en los circuitos superiores, así co–
mo varía en la forma de sus talladuras.
Es indudable que estas n1urallas se cons–
truyeron así con enormes bloques
y
con agu–
dezas con10 las fleohas de as orti icaciones
'
europea , or ue
po~"
e te la o no 1ay defensa
natural ningu 1a, el cm.mpo es
1
ano, abierto
y
porque segura nen e, las tribus orteñas eran
las más temibles.
Dentro de esta fortaleza existía, asimis–
mo,
un~
serie de adoratorios, como sucede en
toda construcción de su índole; que a la vez de
fortalezas, son como viviendas con una múlti–
ple finalidad doméstica.
Estilo de las construcciones
El estilo de estas construcciones, a lo me-
.
'
nos, de las del norte, es el · ciclópeo, por sus
semejanzas con las pelásgicas. Este estilo es
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