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111an)

y

otros varios anin1ales. Murúa relata

en

su interesantísima crónica, que en

l\jllawasi

jugaban las n1uJeres con leocillos, cachorros

de pu1na. Este anin1al es dios totémico

prin~

cip

alísimo en las religiones keswas.

En el si-:

t.io

llamado Pun1a.kurku, o "la viga del Puma",

debió existir

un

cubil de es tas fieras.

·

Sanka-kancha.-La

cárc-el

o

penitencia–

ría del Iinperio, se lla1naba así y estaba situa–

da en la gran quinta actual conocida por Tam–

bo de Montero que se extiende por todo

el alud

que baja de Karmenka (Santa Ana) hasta Sa-·

ppi. Dícese que los criminales eran arrojados

en cuevas

y

zanjas hórridas mazmorras, don–

de servían de pasto a las

r~

eras

y

reptiles. Cuan–

do estas be

fas

o los devoraban, el prisio–

nero era inocente

y

se

1

ponía en libertad.

Curioso "juicio de Dios".

Awajpinta.-En

el circuito del Korikan–

cha, frontero _al tempo del Sol, estaba el barri_o

de los tejedores. Awajpinta,

encargados de

proveer de kulll{Pi

y

awaska (telas finas

y

bur–

das) a la Corte del Cuzco. Todos los productos

textiles, com·o los agrícolas

y

cerán1.icos,

~ran

guardados en depósitos

públicos para su re-

parto

en

1a comunidad.

Aukaipata

y

Kushipata.-Las

dos grandes

explanadas o anchas

terrazas

conocidas por

.estos nombres éran centros principalísh11os del

-

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