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R. CÚNEO - VIDAL
Por los
ñancunas
transitaban los viajeros que de sus respec–
tivos suyos se dirigían a la urbe, y los que de ella se alejaban, sin
que les fuese permitido tomar ruta distinta.
Y es que cada uno de ellos
pertenecía
al suyo a que a su vez
pertenecía el viajero, y contuvo en sus
ceques
las momias y demás
vestigios venerables de sus antiguas · estirpes que designó la voz
pacarina.
La voz
ceque
tuvo el valor de raya, ringlera, sucesión, serie
o alineación de cosas.
Fué lo que- en francés se denomina
allignernent,
tratándose
de los menhires de Carnac.
Escribe el Licenciado Polo de Ondegardo en su
R:elación de
los Adoratorios de los Incas de los . cuatro caminos o o.eques que
salían del Cuzco:
"Del templo del Sol salían, como de un centro común, ciertas
líneas o linderos, a que los indios daban el nombre de
oeques,
y
hacíanse de ellos cuatro partes, conforme a los cuatro caminos rea–
les que salían del Cuzco.
"En cada uno de los tales ceques estaban por su orden las
huacas o adorat orios que había en el Cuzco
y
su comarca, como
estaciones de lugares píos, cuya veneración era general.
"Cada ceque estaba a cargo de las parcialidades y familias
de dicha ciudad del Cuzco, de las que salían los ministros que
cuidaban de las
huacas
de un
ceque,
y atendían a ofrecer, a sus
tiempos, los sacrificios estatuídos."
"Com~nzando
por el camino de Chinchasuyo-agrega aquel
autor-
· que sale por el barrio de Carmenca, había en él nueve ce–
ques en que se comprendían ochenta y cinco huacas por este orden:
El primer ceque se decía
Callao,
y
ha~lábase
a cargo de la parcia–
lidad
y
aillo Huacataqui, y tenía las cincos huacas siguientes:
De la enumeración que de ello se sigue venimos en conoci–
miento de que en el dicho camino de Chinchasuyo hubo 9
esta–
ciones pías,
a saber: tres
Callaos,
con 33 huacas al cuidado
~e
los
siguientes aillos continuadores de igual número de linajes fun-