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BOCETOS HISTÓRICOS
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puercos, ni yeguas, ni aves, por razón de las muchas frial–
dades y esterilidad de la tierra, no convenía fuese la capital
del reino". En muchas de estas razones, alegadas entonces,
se engañaron los españoles, dice el padre Cobo; las tachas
qu€ pusieron de que el valle era estéril y de que no se cria–
ban en su comarca caballos, puercos y
av.es, es falsa, pues
porque es muy abundante en trigo ( esto decía Cobo en 1639 ) ,
y en todo género de granos y frutos, y es tal el acopio de puer–
cos y aves que en él se crían, que gran parte de lo de este gé–
nero se gasta en esta ciudad de Lima".
El resultado de la determinación del Cabildo J aujino fué
un decreto que más <tarde expidiera Pizarra desde Pachaca–
mac, comisionando a seis personas presididas por Nicolás Ri–
vera el Viejo, para que buscaran en la costa sitio conveniente
para la nueva capital. Los comisionados opinaron que debía
erigirse la ciudad en San Gallan, lugar cercano a los ricos
valles de Chincha. Según algunos cronistas, lo·s aficionados al
valle de Jauja propusieron la fundación de dos centros: uno
en Jauja y el otro en San Gallán; pero este temperamento in–
termedio no era conveniente tratándose de la capital del nuevo
reino y, por eso, y conformáI).dose al parecer de los más sesu–
dos, Pizarro vino a dar, con fecha 8 de enero, un nuevo decre–
to encomendando a Rui Díaz, a Juan Tello y a Alonso Martín
de don Benito, como " antiguos en estas partes y conocedores
del terreno", para que explorasen el valle del curaca del Ri–
mac, que se decía era delicioso. Los comisionados recorrieron,
en efecto, durante seis días, el hermoso valle, y después de
convencerse de su excelencia, declararon, bajo de juramento,
que " el dicho pueblo estará muy bien en el asiento de Lima,
porque su comarca es muy buena y tiene muy buena agua e
leña e tierras para sementeras e cerca del puerto de la Mar, y
a:siento airoso, claro e descombrado, que hay río que parece
que es tal cual conviene para hacer dicho pueblo para que per–
petúe". Nadie objetó el dictamen de los comisionados; se apro–
bó la traslación del campamento al valle del Rimac, se noti–
ficó a los que trataban de establecerse en San Gallán la nue–
va determinación, y a Nicolás de Rivera, reunirse con sus
compañeros, los que se trasladaron al rico valle. Este estaba
poblado y tenía tres grandes centros: Carabayllo, Maranga