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BOCETOS HISTÓRICOS
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mnos de tierna edad, a los que daban muerte sobre un altar
cubierto de algodones colorados
y
adornados con maíz, frutas
y chicha. Las tres estrellas de la constelación de Orión,
que el vulgo llama las
Tres Marías,
eran adoradas con el nom–
bre genérico de
Pata
(
6 ) , a las Pléyades las llamaban
Fur,
y por la revoluciones de estas estrellas contaban los años y
cada uno invocaba# la estrella que quería, porque "atribuían
a diversas estrellas diversos oficios". El trueno era también
adorado y se le nombnba
Catuilla.
(
7 ) .
Tenían además, es:os indios costeños, dioses tutelares lla–
mados
Allecpong,
que 0ran grandes piedras colocadas en de–
terminados lugares y a las que se le ofrendaban, arroján–
doles al pasar junto a ellas, pedazos de madera, guijarros o
porciones de coca, hac;éndoles la mocha ( reverencia ) . Es–
tas piedras simbolizaban el culto de los antepasados ilustres,
convertidos en piedras según una 1 yenda de los erranos, muy
desfigurada en la época de la conqui ta. Las piedras de co–
lores o de forma caprichosa, los fó iles, sobre todo, eran con–
siderados como amuletos, y se les colgaba en los collares o
motivos ornamentales.
Profesaban también la adoración al
viento
o al genio
de la tempe tad, al que veían en lo grandes r em...linos de pol–
vo que se formaban en las regiones llanas, y al que llamaban
G11atá11.
( ) . Tenían templos suntuosos y oráculos para sa–
ber el porvenir; sus templos, generalmente, consi tían en se–
ries de plataformas superpuestas, como la factura de los tem–
plos a irio ; tal se mue tra todavía el gran Santuario de Pa–
chacamac, en Lurín, y los restos de la huaca de la Luna, en la
región de Chicama ( 9 ) . Lo agoreros contestaban las pre-
(6).-La leyenda SL!pcnía que la estrella del centro era un ladrón
que fué preso de orden de la luna y conducido por la dos estrellas que
brillan a sus lados. Presentndo a las cuatro estre)las que se ven más
bnj. , el ladrón
fué
devo!'ado por éstas que eran buitres carniceros de
una voracidad terrible. L'.l luna quiso inmortalizar la acción de su justi–
cia lle,·ando al cielo ese Cl•adro de su noble acción.
(7).-
El trueno era también adorado. Calancha. Ob. cit. Lib. II.
c.
XI,
pág.
371.
( )
.-lnfonnación de testigos a
míz
de la
conquista,
Oviedo.
Histo-
ria General
y
atuml
de
las
lndia.s.
Lib. XLVI, c. XVII, pág. 217.
nhrnchn, Ob. cit. Libro II.
(9) .- l\Iax. Uhle.
Di~
ruine
l'OI!
Moche,
pág. 103, 105 y 110.
1)