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"Las únicas
~:nferrnedacies
que corresponden
á.
estn. región son
la uta
y
las venugas. La
primen~ exi~te
en Santa
Ulla.ya,en las
vecinciüdes de Lima,
y
Sant.a Rosa de Quisbe
y
Yang·as
6
Llangas
en el río Chillón. " .
En la provincia de Huarochirí existe
nn
dohle foco mny im–
portan te, cuyos caractet'el':
y
extensifJn hemos estucl iado pet·soual–
mente en dos expediciones sucesivas, realizadas en marzo y julio
de
1898. (1)
En verdad, se trata aq uí más bien de nos focos distintos c¡ue
ele un foco doble, pues sus rlos oorciones abarcan zonas perfect.a–
mente separadas, situada la.
un~1
fln las
r::Íbeeeras
del río de Lurín
:v
la otrn. en una sección el e la qüebrada del Ríma.c, comprendida
entre las altitucles de
1500
y
2500
metros sobre el nivel del ma t·,
a~í
como las pcwciones comprendidas entre las mismas alt-ittH.les
de las quebradas de Canchacalla, Santa Eulalia, 'l'apicara, Son–
go, San .Juan y Ja¡;;
qnebradit.asvecinas de Surco
h~~cia
la . orilla
izqniet·d· del Rímae.
En las porciones medias de esta úl t ima z0n a, ósea las com–
pt·endi!l s ent e a ltit.urle · de
1800
á.
2
00
me1Jr()s, és donde se en–
cnent.ramás clifnnili
¡-¡¡
1
uta., debiei'lao si uat·se allí el centro dP.
e:-;te foco,
cu~na
acciGín va haci'ndose cada ''ez me1ws sensible
á
medida que se llegfl.
{~los
límites antes seña.Iados. Así, 111ien t ras
que en Surco
(200"8
m.) se halla el centro principal de la eufenne–
dad, en San
~tl'te~ lomé
(150b
m.) eR ·muy rat·á, procecl.iendo de la.A
quebradas más altas casi la totalidad de los casos allí obset·vados.
Conozco, sin em barg·o , casos indud ablemente adquiridos en esa
localidad, quedando P-stn. por tal hecho dentro de los límites ele!
foco. .Junto con Surco y sus alrededores, pneclen citarc,e por su
importa ncia como centros utosos·las quebradas de ljanchacn,Jla,
y
Tapicara. En las alturas de la primera
~;JStá
situado el pueblo
de San Y.J:<:¡,teo de Otao
(3210
m.) que debe su nombre
á.
la ¡.rran
pot-pot·ción de ntosos entnl :ms habitantes (Utao) ;
y
del cual se–
gún el Dr. Bt·avo ·'es propia diehc:t endemia". (2)
Es necesario clecir, una vez por toda:-;, que no es en estos pue–
blos, como Otao, Lahuaytambo y otros, situarlos en las alturas,
sino en el fondo de las hondísimas quebradas que dominan , donde
se genera
y
desarrolla la nt,a. Sus hab itantes la padecen, porque
todos ellos viven de la, agricultura .v cultivan terrenos situados
.
.
(1)
La prime1·a de estaR dos excu rsiones fué hecha en compañía rlel alumno
de med icina señor
J .
C. '!'ello. y de mi asistente rlel Instituto de Higiene, señor Ri–
cardo Palma. En la segunda llevé como ayutlante a l señor Luis M. de la 'l'orre.
(2) Dr. L. Villar. Gaceta médica de Lima. 'l'omo II .
' 9
46.
1858,
pág. 290.