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-36-

la nariz una tumef<1cción mamelonada, sin tendencia.s ulcerosas,

á pe8at· del prolongado espacio de tiempo que cuenta la. evolución

del mal.

Es difícil señalar· la rnallera como se inic!Rn las lesione¡; uto–

sas,porque g:enei·almente se observan los caso:-; cuando

yn

han re–

corrido las primeras fasPs de su desarrollo. _ Los enfPrmos nsegn–

ran

casi unánimernente que

~1

pr·imer sig-no que notaron en los ro–

mienzos de la enfermedad, fné un

granito,

prnrriginoso ó no, pero

indolente por· lo general, de color· rojo

y

con todo el Aspeeto de una

"pieadura,

irrit;-~, d;J

.. "

Lo que sabemos de la iniciaciún

el

el

1

npus

y

de otras afecciones semejantes hace pensar· que, en efecto, ht. nr.a;

debe comenzar

á

manifesta.rse por un punto rojir-o ó nn botón sa–

liente, de pequeñas dimensione::;, orig;en de la gTanulación que

má~:~

tarde constituye la lesión elemental de la. uta, apreciable á la si ni–

pie vista. El Dl'. Samanez clice

que];-;~,

pr·imera manifestnción ntosa.

"es la presPncia de un nódulo de color r·ojo oscuro, de consisten–

cia más

6

menos considerable y más apreciable al tacto que

á

la

vista. dé tam<1ño variable, pero cna.ncl.o es percibid o por t->l paeien–

te tiene ya l· s dim.msiones i!e una lenteja más(> menos."

La gTar . ción in' hlgen ralmpnté es únácu., per·(7) pronto apa–

recen en su ·

ü

dia,ta · prox.imida.c}es

al~·¡was

otra:¡; de fot·ma

y

color idénticos,

quA ~~

clesarrol!a1·. e llegau á ¡poJJJerse en

cont~tcto

entres', pero no hasta confun<lirse, f0r·maudo entonce,; una

mas;-~

prominente mamelouu, cousti

uicl~L

por

n6~iulos

distintos ó más

6

menos ag·lome1·ados en un gr·upo indiviso, de color rojo os–

curo, que al ser comprim ic:l

>

tom_a un tinte nmarillen iio tntsluci–

do, que recuerda al descrito para el !u pus. La masa neoplásica

no es por lo gene1·al doloi'Osa espontáneamente; pero despierta

sensacioneo;; de calor

y

tensión á su nivel,

y

al comprimirla

~e

pro–

duce gener·almente un dolot· no muy vivo. La sem;ibiliclad, en

efecto, está francamente disminuida en la piel enfer111n: la presión

no despiert.a dolores

muy

marcados,

y

al ·vel'ificar la extirpaeión

de tl'ozos de tejido enfern1o, para el est.udio histológico, se puede

nota,r que los enfermos uo sufr·en sino moderadamente, no obs–

tante que las

~ecciones

interesen regiones tan dolorosas normal-

mente como la nariz ó los labios.

El color rojo del tejido u toso se debe á la congestión del der–

mis, que está. cubierto de un epitelio geueralmente delgado, trils–

lucido, amarillento, 1mifor·me

y

liso. En algunoR casos se nota la

epidermis engrosada Pn deter·minnclos ¡Juntos.

A

e ·e nivel se ex–

perimenta al t.ncto una sensación de dureza, que contrasta con la

escasa consistencia, que ca.racte1·iza _al utoma.