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PREHISTOR I A E UATORIA A

~7

y acaso nunca, dará solución satisfactoria al intrincado

problema antropológico de estas regiones.

·

En este lugar conviene que hagamos también una

advertencia relativamente á los Jíbaros del Oriente. -

En los primeros tiempos, que sig uiero n á la conquista de

estas provincias por lo

españoles, la palabra

Jtbaro

era

sinónima del apelativo

yumbo,

y con ambas voces se de–

signaba á toda tribu indígena, que se conservaba todavía

independiente y no había sido aún ni en eñoreada por lo

castellanos, ni catequizada por los misioneros. -

En una

descripción muy antigua del Gobierno de Guayaquil, que

comprendía á la sazón toda la co ta occidental ecuato–

riana,

e habla de los Jíbaros, es decir, de los indios bár–

baros ó semi - salvajes, que había en algunas parte

de

esas provincias.

Andando el tiempo, el apellido Jíbaro se apropió so··

lamente á una tribu ó raza de salvaj es, que, entre todos

los demás de la región oriental ecuatoriana, se distinguían

por su carácter indómito y por sus instintos sanguinarios

y feroces.

Esta raza estaba acampada, al sur, en el valle

cortado por el río Zamora

y

por el río Santiago; y en

el centro vivía ó mejor dicho vagaba en la gran extensión

de terreno limitado por el Pastaza

y

el Morona, y nunca

fué sometida por los blancos ni convertida al cristi:rnismo

por los misioneros.

En el territorio poblad0 por los Jíbaros se fundaron ,

al principio de la dominación española,

las ciudade de

Zamora

y

de Logroño; la primera de las cuales decayó

.en breve, y la segunda desapareció á consecuencia de las

sublevaciones de los Jíbaros.

El Señor Brin ton, célebre ame ricani _ta anglo - ame –

ricano, identifica á los

J eberos

con los

Jíbaros,

y ha creído

que eran unos y los mismos éstos y aquéllos, en lo cual,

si n duda, ha padecido equivocación. -

Los Jíbaros y los

J eberos podrán ser oriundos de un mismo tronco etno–

gráfico, y pertenecerán á la misma raza, de la cual, acaso,

constituirán dos familias ó parcialidades distintas; pero,

con todo eso, en la historia antropológica de los aboríge–

nes americanos, y, sobre todo, ecuatorianos, no e con–

funden nunca: ni hablan el mismo idioma ni viven en

regiones limítrofes.

Los J eberos residían muy al cen–

tro de la región oriental, en Ja cuenca que separa al río

Apena del Cahuapanas y al e á la orilla del

1arañón.

3

3 BR1

TON. -

Lenguas de

ud-América. -

(Idioma de los Jíbaros) -

Filadelfia,

1892, -

El Señor Brinton analiza el idioma de los

Jeberos,

y

sostiene

que los J íbaros

y

los Jeberos son idénticos, confun<lienuo esos nombres

y

ere-