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~ i~Cl.N'-e.'

Dll LAS SALINAS.

403

como en el Perú no hay cosa tan dañosa como aquella yerba,

y

los españoles iban descuidados de recibir muertes tan re–

pentinas por el mismo valle y en la sierra que "decimos

fueron heridos veinte españoles. Y es cosa dolorosa oír del

arte que morían aquellos tristes

1

é

co'n la pena que sus áni–

mas salian de los trabajados cuerJlOS. No se piense que las

fieridas eran muy grandes, mas como Ja contagiosa yerba

fuese de Ja calidad que ya· hemos dicho , no era menester más

de .que las flechas oliesen la sangre

é

picando tan solamente

con las puntas sacasen una gota de ella, cuando luégo

~

ror de la ponzoña subía al corazon,

é

los tocados con grandes

bascas mordían sus propias manos,

é

aborreciendo el vivir

deseaban la muerte,

é

tan encendidos estaban en .aquella

llama ponzoñosa que les abrasaba las entrañas,

é

hacia tanta

impresion que los espíritus vitales les desamparaban,

é,

se–

mejante al que rabia, daban voces como locos; en conclusion,

tenian una temeraria congoja en sí rqesmos que en breve les

llevaba á

'la

sepultura.

El capitan Belalcázar

é

los <lemas españoles se admiraban

de ver las súpitas muertes de sus compañeros; entre veinte

que hirieron se escapó tan solamente uno, que se llamaba

Diego Lopez,

é

la causa por que no murió fué que estando

en un río, él

y

otro su compañero llamado Truj.illo, le hirieron

en la pantorrilla de la

pierna~

é

ántes que la yerba penetrase,

con un anzuelo con que estaba pescando, asió fuertemente ele

la carne de su pierna,

é

sacando un cuchillo se Jodió al com–

pañero

é

le dijo q'ue sin piedad cortase toda la carne que es–

taba alrededor de donde estaba la herida,

é

que no tardase,

porque ya le parecía sentir lo que sentían los que con tales

heridas habían sido muertos;

é

tomando el cuchillo, sin nen–

guna piedad cortó lo que le pareció convenir, con tanta pres-·

teza que la yerba no pudo pasar adelante

é

la ponzoña quedó

en la carne cortada.

É

así este español

~uedó

con la vida, mas

rio con ..e.antorrilla. Visto por el capitan Sebastian de Belalcá–

zar el mal suceso

é

cuántos cristianos le mataban con la

yerba, acordó de se volver al valle de Neyba

é

andar hasta