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DR LAS SALINAS.

391

~se ~en

quisto, temiendo que por ir en desgracia de los

suyos, si allegasen

á

estar cerca unos de otros, se pasarían á

Al varado

é

lo dejarian

á

él, por evitar este daño que para él

tenía por muy grande, de industria mandó dejar el camino

que llevaban é volver por otro más allegado

á

la parte orien–

tal, tan áspero

é

lleno ge montañ.a que los caballos por él

no podian andar, é hallaban rios muy grandes, é despobla–

dos, sin topar con nenguna comida. Los españoles decian

unos

á

otros que eran mal acordados en seguir

á

un hom–

bre de tan malas mañas como era aquel, que

nun~!

pitan que fuese mal cristiano pudo acertar nenguna cosa,

y

l

así

iban ya todos muy descontentos;

y

despues de haber

andado siete jornadas por caminos tan dificultosos, allegaron

a

una sierra tao áspera que por ella no podían pasar. Allí

asentaron su real,

é

determinaron de enviar

á

buscar comida

con algunos españoles

é

indios de servicio, mas aunque por

muchas partes procuraron de la buscar no hallaron nenguna

co a, é como vol vieron al real los españoles desmayaron por

ver que no hallaban bastimento.

Mercadillo

~u

y

temeroso, metiéndose con las guias

é

in–

térpretes que llevaba en su tienda

é

con solamente dos epa·

ñoles que en su casa iban, les habló preguntándoles si po–

drían por ventura por allí pa aré dar en las regiones de que

llevaba noticia , que eran uoas provincias muy grandes nom–

brad as 1 caicinga; los indios que en ellas vivían eran grandes

de cu rpos

é

tenían las narices ra gadas por las ventanas,

é

por

tenerla de aque la suerte los llamaban Iscaicinga, que quiere

d cir do narice . La guías

é

lenguas respondieron, que cosa

irnpo ible sería poder atravesar tan grandes montañas como

babia por aqu lla parte para ir

a

salir adonde él decía

1

é

que

i por allí porfiaba á entrar, que moririan sin nenguno e ca-;–

par con la vitla. El capitan Mercadillo, por no volver atra ni

ir hácia la parte donde e taba lon o de !varado, no tenia

voluntad de deja r de pro ·eouir por aquella parte aunque u–

pie·e que todo lrnbian de per e r; co a

á

mi ver mu

1

temo·

rari . Puc viendo un e pañol , que babia por nombre

Caz~-