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GUERRA
la recibiría é se conformaria con la calamidad de su fortuna,
é si le diese la vida baria lo que debia á su amistad. Prosi–
guiendo el Adelantado su plática, decia á Remando Pizarro
que si aquello no le cuadraba que le enviase á S. M., donde
sería castigado si hobiese cometido delito;
y
que qué bien le
podia venir con su muerte, ni qué mal se le podría recrecer
con su vida, pues su cansada vejez estaba tan trabajada é fa–
tigada, que segun razon podia vivir poco. No mostró Rer–
nando Pizarro recibir compasion ninguna con las palabras que
habia oido al Adelantado, é con mucha severidad le respondió,
que pues era caballero é tenía nombre de ilustre, no mos–
trase flaqueza,
y
que supiese ciertamente que babia de morir.
Almagro, temiendo la muerte como hombre, tornó
á
replicar
á
Remando Pizarro, é le dijo que no permitiese hacer tal cosa
como era quitarle la vida, é que mirase, que aunque de pre–
sente no sintiese su muerte, que en los tiempos venideros la
llora ria, é la Real Majestad de César, acordándose de lo mu-:–
cho que le había servido é de las provincias que babia des–
cubierto, haría castigo en su venganza,
y
que si contemplaba
en aquellas cosas que se condoliese del mezquino viejo, que
tenía la cabeza por muchas partes quebrada de los ·golpes que
recibió en el descubrimiento da.esta tierra,
y
el un ojo ménos,
y
que hobiese piedad pues en él no faltó para darle la vida
cuando lo tuvo en su poder, y que hacia grande agravio
á
muchos caballeros hijosdalgo que tenían esperanza de ser re–
mediados de su mano. Remando Pizarro le tornó á decir que
se confesase, porque no tenía remedio de excusar su muerte.
Luégo el Adelantado se confesó con mucha contricion, é
por virtud de una provision del Emperador nuestro Señor, en
la cual le daba poder para que pudiese en su vida nombrar
Gobernador, señaló á D. Diego, su hijo, dejando á Diego de
Alvarado por su gobernador hasta que fuese de edad; é fecho
testamento dejó por su heredero al Rey, diciendo que habia
gran suma de dinero en Ja compañía suya é del Gobernador,
é que de todo le tornasen cuenta; é que suplicaba á S. M. se
acordase de hacer mercedes á su hijo.
É
mirando contra