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DE LAS SALINAS.

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das púas que de ellos salían por los piés

é

por las piernas, é,

como aquesta espina es tan enconosa , hinchábaseles por

donde tocaba;

é

como iban por rios, ·é por ciénagas, é por

piedras, era mucho el dolor que por ir heridos les causaba, é

muchos ya iban llagados que muy gran lástima era de los

ver. Comían de los caballos que se morían, é de las ovejas,

que algunas les habian quedado; hallaban grandes ríos é muy

hondos, que no tenían remedio de los pasar si no era ha–

ciendo puentes,

é

para hacellas, con las hachas cortaban de

aquellos árboles,

é

atados unos

á

otros con aquellos bejucos

hacianlas para pasa r. En las ciénagas

é

paludes que hallaban

echaban muchas ramas de aquellos árboles,

é,

aunque era con

mucho trabajo, pasaban los caballos. De esta suerte anduvie–

ron por aquellas montañas tres meses,

é

pensaron todos ellos

ser muertos é no salir nenguno vivo, porque no veian señal

ni manera de topar camino que pudiesen seguir. Todos abor–

recían ya

á

Pedro de Candía, pues por los dichos de una in–

dia babia querido meterlos en aquel lugar,

é

pensaron é áun

creyeron que He1·nando Pizarro, industriosamente porque

todos mudesen, le babia dado aque)la empresa;

é

juntos los

capitanes

é

más principales del real, acuerdan entre sí de

busca r camino para poder salir de aquella espesura

ó

mon–

taña tan mala como estaban.

É

otro dia siguiente, Pedro de

Candía mandó al capitan

D.

Martin de Solier que fuese en la

retaguardia con los de á caballo

é

algunos ballesteros

é

arca–

buceros, é al ca pitan Mesa que fuese con la demas gente en la

vanguardia, yendo adelante las guias, é desta manera volvie–

ron por otro camino sobre Ja siniestra mano de donde habian

en tracto; é pasaban muy grandísima necesidad de hambre.

É

Dios nuestro Señor, que en las semejantes necesidades suele

mostrar su gran poder, fu é servido de les deparar un camino

que en breve tiempo salieron de aquella montaña, sin que

ningun español muriese ni tuvi esen otro riesgo que ciertos ca–

ballos que se despeñaron.

É

salieron á unos pu eblos qne es–

tán junto

al

Collao , que eran de

uri

Lúcas Martin

é

Pedro

de Mesa. ·