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LAS SALli\M.
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ellos, para ver si · los
quería~
aguardar. · Francisco Solaré
Alonso de Toro dijeron que ellos iria.n; HernanJo Pizarro
'mandó que fuesen é ·de su parte le,s .rogasen que se viniesen .
para él sin tener nengun recelo, porque
s~bre
su palabra lo
podian hacer é volverse luégo donde más les pluguiese, é
con ésto se partieron para ellos. Los chilenos, como vieron
que ver.iian solamente dos de á caballo, é que Hernando
Pizarro con todos los demas se .habían reparado, deter–
minaron de aguardar para ver qué es·
)~
que querian;
y,
estando un 'tiro de piedra unos de otros, se hablaron é co–
nocieron, teniéndo unos con otros algunas pláticas, las
cuales acabadas se vinierol'). á ab-razar, rogándoles mucho
Solar y el otro español, que fuesen á ver á Hernando Pizarro,
que mucho con ellos se holgaría. Por sus importunaciones lo
hobieron de hacer, é todos cuatro juntos se volvieron adonde
estaban los capitanes,
é
los abrazaron, é dieron cuenta de las
cosas acaecidas en Chile, é de la voluntad del Adelantado
D. Diego de Almagro, é de cómo decia que la ciudad del
Cuzco caía en los términos de su gobernacion. Los indios,
, como vieron las pláticas que los españoles unos con otros
tenían y ·el placer que habían recibido con verse unos
á
otros,
. van al real que estaba en Ureos, é dijeron á Juan de Saya-
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vedra: «¿Qué es lo que haces, capitan? ¿por qué no sales
con tu gente á matar á los cristianos, nuestros enemigos, que
.vinieron del Cuzco? Bien vernos que andais en cautelas con
nosotros, pues cre}endo por ''ucstra mano ser socorridos, áun
en este dia han hecho gran daño en nosotros.» Sa yavedra,
oyendo aquello
á
los indios, mucho le pesó porque Hernando
Pizarro hobiese salido del,Cuzco en tiempo que querían con
mañas ·atraerlos de paz;
y,
porque si alguna cosa quisiese in–
tentar los hallase apercibidos, mandó que todos los españoles
se armasen e cabalgasen en sus caballos, para salir al campo
y
ver Hernando Pizarro lo que ·quería. Luégo
f
ué hecho como
él lo mandó,
y
se vino á poner en un cerro que estaba en
ooa ladera, pasada una albarrada, de donde · muy bien se
veian los del Cuzco;
é
porque el Adelantado le mandó que
TOMO
l.
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