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DR LAS SALINAS.

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con los otros, se hablaron cortesmente,

y

el contador Juan de

Guzman, les dijo: «¿qué buena venida es esta, señores, por

acá?» Respondió Alonso Alvarez: «

á

recibiros salimos, como

supimos de vuestra venida)>. D. Alonso Enriquez no se babia

holgado neaguna cosa en los ver, luégo se demudó, creyendo

que los habian de matar; el contador Juan de Guzman, que

así lo vido ir, dijo: "av ivá ese rostro, que parece que vais

muerto, no mostreis flaqueza »: é respondióle D. Alonso Enri–

quez: «hánrne de matar de aquí á media hora¿

y

quereis que

me alegre?» Y diciendo e to, llegaron

á

los aposentos de

Mala, adonde todos fueron apeados de los caballos; é los chi–

lenos bien se recelaban ellos de que los querian prender , é

aguardaban

á

ver qué es lo que Alonso Alvarez queria hacer.

É

vieron que luégo él

é

sus compañeros los cercaron por to–

das partes, que nenguno dellos se pudiese de allí apartar,

é

de que los tuvieron en medio, Alonso Alvarez dijo: «señores;

dejad las armas, porque asi conviene al servicio de Dio é

de S. M.» Diego Nuñez de Mercado, respondió: "¿ por qué

causa hemos de dejar las armas? no lo tenemos en voluntad;

é

por mí digo, que nenguno de vosotros las mías de mi mano

las llevará; ántes las daré

y

entregaré

á

un negroi> . D. Alonso

Enriquez

é

Juan de Guzman, viendo que no apro\cchaba el

no querer entregarlas, volviéndose al alcalde Mercado, le di–

jeron que les diese norabuena las armas , que no iba en ello

nada, pues el Gobernador Pizarro ansí lo mandaba,

é

que

siendo ellos cinco mal se podrían defender de treinta. Luégo

todos ellos se desciñeron las espadas

é

puñales, é con sus

propias manos las arrojaron háoia una caballeriza que allí es–

taba; Alonso Alvarez, desque vió que habían dejado las ar–

mas, les preguntó si traian algun despacho. Respondió Don

Alonso Enriquez é Mercado: " los despachos que vienen, el

contador Juan de Guzman los trae; pedídselos, que él os los

dará»: luégo le dijeron

á

Juan de Guzman que los mandase

dar. Él dijo: «allí vienen en aquel cofre; yo no los daré,

porque vienen entre ellos cartas

é

despachos para el Empe–

rador,

é

pues decís que vuestro Gobernador os lo manda

1

to-