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GUERRA
CAPÍTULQ XXVII.
Oómo el Gobernador D. Francisco Pizarra tenia puestos en Mala
treinta de á caballo con un capitan, para que si algunos men–
sajeros viniesen de parte del Adelantado D. Diego de Almagro los
prendiesen
,
é
de cómo vinieron los que enviaba el Adelantado
é
fueron alli presos,
é
lo que más pasó.
Pizarro, para ser avisado de Ja venida de Almagro, si vi–
niese para él, mandó
á
un Alonso Alvarez con treinta espa–
ñoles de
á
cabal lo estoviese en el valle de Mala,
é
toviese
muy grande aviso de ver si por ventura le iban al Adelan–
tado algunas cartas de vecinos de Lima
é
de otras personas, .
é
que las tomase sin dejar pasar nenguno ; é asimesmo les
mandó, que si de la parte de Almagro viniesen mensajeros
que no los dejasen pasar hasta haberles visto los despachos
que traían, é otras cosas, é que luégo le diesen mandado de
todo ello. Con este mandamiento del Gobernador se partió el
Alonso Alvarez con los que habían de ir con él, y estuvo en
Mala muchos días, saliendo
á
correr el campo dellos mismos
cada dia. D. Alonso Enriquez
y
el contador Juan de Guzman,
é
los demas que venían por mandado del Adelantado
á
la
ciudad de Los Re yes, habiendo caminado hasta llegar cerca
de Mala, adonde estaban los corredores de Pi:1.:arro, salieron
á ,/
ellos, porque, como se tenia por cierto que el Adelantado ba–
bia de bajar
á
los llanos, parecíales ya ser tiempo de haber
llegado; é teniendo sus corredores,
é
que de los mismos indios
tuvieron aviso cómo venían, luégo Alonso Alvarez, cabal–
gando en su caballo con sus armas, los demas lo mismo, se
fueron
á
encontrar con ellos media legua pequeña de aquel
pueblo donde ellos estaban. Como se encontraron los unos