primer dia que se platico, pues tenia entonces
el palo y el mando
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y que nadie se lo pudiera
yinpedir ni estoruar; mas que con todo esto no
rehusaua de combatirse con el, en campo llano,
en calc;as y en jubon, o como el quisiesse, por.;
que lo que auia hecho estaua muy bien hecho,.
pues todo ello fue seruicio de Dios y del Rey, .
que muriesse vn hombre tan malo como era
aquel. Oyendo estas cosas el Presidente, le peso·
en gran manera de todo ello, porque dar lugar a
estos dos capitanes para que se combatiessen no·
le parescia
b~en,
porque eran hombres de cali–
dad y al presente los auia menester, por no poner
en cuetos ni en balanc;a la vida dellos. Y con
esto comenc;;o de alabar la obra que Rodrigo de·
Salazar auia hecho, y Diego de Urbina qued0 sa–
tisfecho -con la respuesta de Rodrigo de_ Sala–
zar, y el Presidente, porque no pasasse el eno–
jo mas adelante, los hizo luego allí amigos, di–
ciendo a todos: Que por ventura Pedro de Pue–
lles pudiera mudar el proposito que auia tenido
con qualquiera occassion, por liuiana que fuera,
pues tanto auia dilatado el negocio de la redu–
cion qu.e auia de hazer,
y
con esto los dos litigan–
tes quedaron muy concordes, y despues fueron
muy grandes amigos y siruieron muy bi<:!n y leal–
mente a Su Magestad en la presente jornada.